Llegar a ser ÚNICOrnio
El unicornio es un animal mitológico, con patas de antílope y pelo de cabra. Extraño hasta en los cuentos de ficción, esquivo, reservado para los soñadores, para quienes lo buscan sin descanso, una rareza difícil de alcanzar. Difícil, mas no imposible.
Esta bestia es también el símbolo que convoca a tres exploradores que se enfrentaron al mito para demostrar que es real: Daniel, Felipe y Camilo. Corredores que, literalmente, fueron tras el sueño de colgarse a la extraña criatura sobre sus cuellos tras recorrer 42.196 metros en la Maratón de Boston y lo consiguieron.
Esta carrera, para los entendidos en la materia, es la gala de graduación para atletas profesionales y aficionados, el espacio en que todos quieren estar. Por ello, no está solo al alcance de una compra impulsiva con esa tarjeta de crédito que patrocina experiencias despedidas. A Boston se llega corriendo, corriendo rápido.
Y para llegar, estos tres atletas recorrieron pasos similares. Coquetearon con el fútbol en la infancia, llegaron al running casi por azar del destino y acumularon fracasos contra el reloj mucho antes de sellar la visa en esta cita que ya ajusta 126 ediciones. Daniel, por ejemplo, hizo su primera maratón en 4 horas con 6 minutos y tuvo que acudir a 10 eventos previos para lograr la marca que lo llevó por primera vez a esta carrera en 2016. En 2022 detuvo el cronómetro en 2 horas con 39.
Boston es el mundial de los corredores, de los que insisten, de la disciplina y de los que se pagan el paso por meta con cerveza. Felipe, el Barbas; Camilo, Pinky; y Daniel, el entrenador de DRunners, llegaron a tierras lejanas con los artilugios propios de una gesta con esta. Al encuentro con el unicornio se llega con la barba pintada, con el nombre de quienes están en el cielo en el pecho o con las motivaciones corriendo por las venas. Así fueron ellos.
Recogieron la medalla, acabaron con el mito, inspiraron nuevas historias y se grabaron en la memoria que fueron y vencieron, que estuvieron entre los mejores colombianos del 2022, subieron la “rompecorazones”, sortearon el frío, los dolores, las dudas, la distancia con la casa, los fantasmas y a los incrédulos.
Daniel, Camilo y Felipe son testigos de que el unicornio, ese bicho raro que se alcanza corriendo, existe.