De Héroes y Kilómetros: Guillermo y la Maratón de Berlín
Los Nice Humans libran las batallas que libramos los de a pie. Nuestros villanos no lanzan rayos, pero asustan y complican la historia. Algunos pelean con el desamor, otros con las deudas, unos más con la pereza; Guillermo peleó contra el cáncer y llegó hasta aquí a escribir sobre running. Este es su relato que empieza en la sala de un hospital y que termina fuera de ahí
Noviembre 12 – 2004
Es una mañana soleada y por primera vez desde que estoy hospitalizado en la Clínica de Las Américas, no hay nadie conmigo. Es raro porque desde que comencé el tratamiento diario con quimio y radioterapia, siempre algún miembro de mi familia ha estado conmigo, no me han abandonado ni un solo instante. Aunque sé que mañana es un día clave y que las probabilidades en la cirugía están en mi contra, estoy tranquilo y confiado en que el 3% del cual han hablado los doctores será suficiente para sobrevivir: lo mejor que me puede pasar cuando quiero lograr algo es que me digan que no puedo, que es imposible, que es mejor que ni siquiera lo intente.
En este momento miro por la ventana del cuarto y veo pasar dos corredores a los cuales no les importa el calor ni la hora, van felices, sudorosos pero sonrientes. Y de golpe, los recuerdos se agolpan en mi memoria y una tristeza profunda se apodera de mi corazón y de mi mente, pues de niño nunca jamás soñé con ser un ingeniero, o con estudiar sistemas, o con trabajar en una multinacional, o con ser el director de informática para varios países. Lo único que siempre quise fue correr una maratón, y ahora tal vez voy a morir sin haberlo hecho. E inundado por las lágrimas que he contenido por muchos años me prometo a mí mismo vivir, vivir para correr una maratón.
Noviembre 14 de 2004.
Lo logré, ¡estoy VIVO ! Luego de muchas horas en el quirófano y muchas otras en recuperación, acá estoy y me aferró a mi sueño con todas mis fuerzas.
Agosto de 2005.
Han pasado ya nueves meses, y a pesar de la quimioterapia recibida durante seis de ellos, he recuperado la mayoría de los 25 kilos que perdí durante la enfermedad. Mi cuerpo no es de atleta, pues soy bajito, con tendencia a engordar en la zona abdominal y de piernas cortas y escuálidas. Tengo muchos problemas para alimentarme bien pues luego de la resección del recto y de una parte del colón, he desarrollado intolerancia a muchos de los alimentos considerados nutritivos y el peso recuperado es más grasa que músculo. Aun así, estoy inscrito para mi primera carrera de 5K, la cual estoy determinado a finalizar a como dé lugar.
Una semana después de esta reflexión me duele todo el cuerpo, no soporto las piernas y me siento como si una manada de elefantes me hubiera pasado por encima, pero ¡lo LOGRÉ! Me tomó mucho más de una hora recorrer esos 5K y a lo mejor llegué de último, o por fuera del límite de clasificación, pero a quién le importa, ¡lo LOGRÉ ! Y al cruzar la meta obtuve el mejor premio que nunca jamás recibiré: mi novia, ojalá pronto mi esposa, me esperaba con una sonrisa que ahora llevo grabada en el alma.
Enero de 2015.
Visito por primera vez a un médico deportólogo, quien luego de ver mi historia clínica me dice que es imposible que ese mismo año corra mi primera maratón en Berlín. Aunque no lo expresa, supongo no le gustan ni mi historia con el cáncer, ni que haya sufrido condromalacia en la rodilla derecha, ni que nunca haya corrido 21K y mucho menos mis limitaciones en la alimentación. Me insiste repetidamente que durante ese año me dedique a aprender a correr media maratón, y que en 2016 podremos evaluar la posibilidad de participar en una maratón completa. Ante mi negativa a seguir sus consejos, por fin accede a ayudarme y me entrega un programa de preparación para las próximas cuatro semanas, el cual intuyo está diseñado para hacerme desistir.
Febrero a agosto de2015.
He logrado cumplir a cabalidad con todos los entrenamientos estipulados en el plan: entreno cuatro veces entre semana y culminó con un fondo largo cada domingo. Descanso rigurosamente los lunes y los viernes, aunque no cumplo a cabalidad las sesiones de fortalecimiento en el gimnasio, pues prefiero correr, sólo correr, es allí donde me siento libre, donde me encuentro a mí mismo, donde dejo de existir para fundirme con el todo.
Pero me preocupa muchísimo el que no soporto los geles, ni las gomitas ni ninguno de los alimentos normalmente usados durante una carrera. ¡ El bocadillo veleño tendrá que hacer el trabajo !
Septiembre 13 de 2015.
Hoy participé en la Maratón de Las Flores y estoy feliz habiendo finalizado 21K con un tiempo de 2:17:52. Mi meta en Berlín es terminar, ojalá por debajo de 5 horas, pero, por encima de cualquier cosa, terminar saludable.
Maratón de Berlín, septiembre 27 2015 – 9:30 a.m.
Estoy en el último corral, supongo que los kenianos y los grandes corredores deben estar comenzando. Es un día soleado pero el frío es intenso y casi no lo soporto, trato de mantener el calor haciendo algunos movimientos, pero temo gastar las energías que sé luego voy a necesitar.
11:20 a.m
En medio de montañas de ropa, comenzamos a trotar lentamente hacia la línea de salida.
11: 22 a.m.
Cruzo la línea y las lágrimas de felicidad me hacen chocar con otro competidor.
11:28 a.m.
Termino mi primer kilómetro en exactamente 6:00 y sé que voy demasiado rápido, pero qué importa, estoy demasiado feliz para razonar.
Kilómetros 2 al 20
El correr en un grupito liderado por los miembros del Club de Jubilados de Berlín me ayuda a a controlar el ritmo y las emociones. Aun así, tengo tiempo de parar en cada orquesta, cantar y bailar. Las que más me gustan son aquellas donde hay sólo tambores. Incluso tengo tiempo para tomarme una foto con una orquesta infantil con cascos de la primera guerra mundial. Varios de ellos están en silla de ruedas y son una inspiración.
Kilómetro 21.
Primer encuentro con mi esposa y la alegría es indescriptible. Viajo en el tiempo a mi primera carrera de 5K.
Kilómetro 22.
Hay dos chicas rubias almorzando en una mesa al aire libre. Acerco una silla a su mesa y les digo que estoy muy cansado, que necesito un trago de cerveza para poder continuar y que será su culpa si no logro llegar a la meta. Entre carcajadas me invitan una lager.
Kilómetro 38
Estoy enormemente cansado y me duele muchísimo la rodilla derecha, maldigo las sesiones de fortalecimiento a las que nunca fui. Corro al lado del que supongo es el único keniano gordo y lento, en su camiseta está escrito tal vez su nombre o su apellido: Movaka. Se ríe como loco cada vez que le grito “Movete Movaka”.
Kilómetro 41.
A pocos metros de la Puerta de Brandemburgo me encuentro otra vez con mi esposa. Me arrodillo y colocándole el anillo de matrimonio en su mano izquierda le pido en varios idiomas que se case conmigo. La gente alrededor ríe con nosotros y nos anima.
Bajo la Puerta de Brandemburgo.
Entre lágrimas cruzo la puerta y me detengo feliz por haber alcanzado la meta. Otros corredores me palmean y me dicen que siga corriendo que todavía nos faltan 400 metros.
Línea de meta – 42.195 KM - 4:59:56
Lloro otra vez. Es el Nirvana, es el Valhalla, es la Tierra Prometida !!!!!!!