Uno por ciento a la vez
Si está viendo lejos sus primeros 10k, la primera subida a Palmas o ese madrugón de los domingos a entrenar sería bueno que preste atención a la historia de Chris. Un testimonio que me conmovió y me enseñó que los límites están tan lejos como nuestra imaginación nos lo permita.
Es un relato que, si se mira de lejos, ya parece contado. Alguien quien, por una razón u otra, se embarcó en la aventura de realizar un IronMan completo. Para los entendidos, y los que no, estamos hablando de nadar 3.8 kilómetros, recorrer 180 kilómetros en bicicleta y completar los 42.2 kilómetros de la natación.
Pero Chris Nikic no es un joven cualquiera, a sus 21 años ya había sobrevivido a dos cirugías de corazón abierto y a una operación en el oído. Esas cosas de la vida que apartan los caminos de las personas y el deporte. Otro dato no menor: es una persona con Síndrome de Down. Todos los números, presagios, pronósticos o cálculos nos ubican al protagonista de este relato lejos de nadar, montar y correr. Es científico que una persona con esta condición tiene poco equilibrio, reacciones lentas y dificultades cognitivas y de aprendizaje.
Sin embargo, a los 17 años el padre de Chris conoció un programa de triatlón especial en el que encontró el camino para romper las barreras de lo imaginable. A este joven, de pocos amigos y a quien nadie se animaba a invitar a sus fiestas y cumpleaños, se le metió en la cabeza que él mismo se podía ganar la entrada a la mejor de las galas: el IronMan.
El coach
En esta parte del camino apareció Dan, un experimentado deportista con 15 IronMan terminados en su maleta. Que se animó a acompañar el sueño de acompañar a este atleta a ser la primera persona con Down en el mundo en terminar una competencia de esta naturaleza. Sin ayuda, sin atajos, como cualquier persona que cruce la línea de salida. Juntos emprendieron un camino de 13 meses para entrenar en sesiones que no bajaban de las 3 horas diarias. Las de mayor carga tenían 7 horas de duración.
Uno por ciento mejor
Aquí llega el papá de Chris a entregar lo que sería la filosofía de vida para la aventura: One percent better (uno por ciento mejor). Esta premisa habla de progresos pequeños, diarios, medibles y motivantes. Cada sesión, cada milla va al tablero. Y con sus “micro-ganancias” la certeza de que el camino a la meta se recorre durante el calendario completo, que la carrera se recorre en cada jornada de entrenamiento. Esta misma forma de pensar está presente en las famosas ganancias marginales del ciclismo y el atletismo. Cada porcentaje, por pequeño que parezca, nos lleva a llegar más rápido al objetivo.
El día de la fiesta
Se llegó la hora, el sábado 7 de noviembre en las costas de Florida la madrugada le dio paso al reto de Chris: terminar el IronMan por debajo del tiempo límite (17 horas). Y lo logró, el muchacho lo logró.
No sin antes recordar, como lo dijo su entrenador en alguna entrevista, que esta es una competencia de cuatro pruebas en vez de tres. Dice que además de la natación, el ciclismo y el atletismo; el IronMan siempre guarda un cuarto reto, inesperado. Para Chris fueron varios, el primero de ellos en el kilómetro 32 del ciclismo. A esa altura del recorrido se bajaron de la bici a ajustar las zapatillas con la mala suerte de que Nikic se paró en un montículo de hormigas. Ese episodio les quitó 25 minutos.
En el kilómetro 50 hubo caída sobre el asfalto. Cuentan que, en vez de desanimarse, Chris se levantó con la alegría de los que estamos locos por contar las historias de las cicatrices, en vez de llanto hubo sonrisa.
Al final, en el atletismo, quiso desistir. Y fue allí donde las voces de la familia, y de Dan, mantuvieron de pie el sueño. Al entrenador se le ocurrió la estrategia de invitarlo a correr diez conos y caminar dos para hacer más llevadero el tramo. Pero al final, tras las hormigas, la caída, el desánimo y el dato no menor de ser una persona con Síndrome de Down, Chris Nikic llegó a meta en 16 horas y 46'.
Lo demás para decir son las lágrimas que me causa esta historia y el empujón que me dan cada vez que creo que lo que estoy haciendo es demasiado. Si Chris pudo, todos podemos. Así que, cálcese los tenis, las zapatillas o el gorro de natación y a moverse.
Cristian Marín - Corriente Alterna